Si los hombres no lloran,
preguntadle a la noche, necios,
cuántas veces me arropó con su manto
mientras escuchaba mis lamentos;
preguntadle a la soledad,
guardiana de mis tormentos,
de quién son las lágrimas que manchan este papel
donde escribo mis secretos;
hombres que no lloran no son hombres
son piedra sin sentimiento,
fieras cobardes que esconden lágrimas
derramándolas hacia dentro.
preguntadle a la noche, necios,
cuántas veces me arropó con su manto
mientras escuchaba mis lamentos;
preguntadle a la soledad,
guardiana de mis tormentos,
de quién son las lágrimas que manchan este papel
donde escribo mis secretos;
hombres que no lloran no son hombres
son piedra sin sentimiento,
fieras cobardes que esconden lágrimas
derramándolas hacia dentro.
Encantada de haber leido esta poesia llena de certeza, coherente. Los hombres-piedra ya han pasado de moda.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias María, un saludo.
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